La catedral de Notre-Dame de París

La catedral de Notre-Dame

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Notre-Dame de París es uno de los monumentos más visitados de la capital. Conocido en todo el mundo, este edificio es protagonista de una novela de Victor Hugo. Cuando uno se encuentra frente a las puertas de la catedral, 850 años de historia le devuelven la mirada. Su construcción tuvo lugar entre 1163 y 1345. Aunque en 1250 la construcción de la catedral pareciera completa, no dejaría de ser modificada hasta su finalización real a mediados del siglo XIV. Los diferentes maestros de obra quisieron añadir su toque personal al edificio.

Con su mezcla de estilo gótico y románico, Notre-Dame de París es una construcción que destaca por su ornamentación en la fachada principal. El altar mayor, decorado con estatuas de Luis XIV y su padre Luis XIII arrodillados ante La Piedad, que hoy en día aún se pueden ver, es sin duda una pieza única.

Lo que también es notable, y quizás inquietante para algunos, son las famosas gárgolas que se pueden encontrar en torno a la catedral. Sus expresiones son verdaderamente realistas. Se necesitaron muchas obras de restauración para devolver al edificio su esplendor original.

El lugar no es solo un santuario, no pertenece únicamente a un glorioso pasado que vio celebrar entre sus muros bodas, coronaciones y funerales. Se celebran conciertos de música sacra en esta gran sala cuya acústica es verdaderamente increíble.

La catedral de Notre-Dame de París es ante todo un lugar de culto en cuyo interior reinan el silencio y el respeto para que todo el mundo acuda a meditar. Entre la torre y la cripta, podrá experimentar potentes sensaciones al atravesar el crucero, levantando los ojos para completar las vidrieras y las bóvedas y deteniéndose frente al coro.

Entonces recordará que el tiempo ha pasado y que Notre-Dame de París sigue ahí, erigiendo con orgullo su flecha de 96 metros de altura en el cielo de la capital.